El petirrojo, un pájaro amable y pequeño, de vivos colores pero que a veces ataca a sus semejantes, a veces, incluso, se matan entre ellos.
Estamos ante una novela policíaca. No me atrevería a llamarla "novela negra", aunque salga publicada en una colección con ese título. Le falta la violencia continuada característica de ese tipo de novelas y la sordidez de alguno de sus ambientes, por lo menos la asociada a las catalogadas como "hard boiled". Eso sí, el protagonista encaja muy bien con los descritos para ese género. Por supuesto bebe más de la cuenta. Quizás uno de los pocos puntos flacos que le encuentro. No me acaba de encajar con su personalidad (por lo menos en esta novela) esa afición a la botella. Quizás tiene un desdoblamiento de personalidad, ese "Jeckyll y Hyde" que aparece de forma recurrente en el texto.
Tampoco diría que es una novela "de misterio" al estilo de las de Agatha Christie. La trama no lo tiene apenas (por lo menos para mí que tardé menos de cien páginas en hacerme a la idea de la historia). Sea cual sea su género, es de las "buenas", de las que te cosen los ojos y, a veces, las intenciones a las páginas. De las que vienen solas a las manos con las primeras luces. De esas que las últimas cien páginas son como los últimos meses del calendario, pasan tan rápido que no parece que sean tan largos como los primeros.
Aquí hay escritor, hay trama, hay personajes y sentimientos. Cuando un escritor te hace sentir tan triste como si se hubiera muerto un querido compañero es que es bueno. Incluso mensaje crítico con sus paisanos noruegos y su comportamiento ante la Segunda Guerra Mundial. Ocupados por los alemanes sin resistencia, colaboradores prestos algunos, otros aparentemente se resistieron. Nada de neutralidad. Como mínimo interesantes los ángulos de visión que se muestran. No justifican la barbarie, pero permiten entender algún contexto.
El autor domina la escena, se ha molestado en hacer la foto antes que el texto, ha recortado luego con paciencia las piezas del puzzle y las ha presentado desordenadas para que se armen en nuestro cerebro. Por eso hay que cavilar mucho para encontrarle incoherencias... Bueno, alguna hay que no cuadra muy bien con fechas y edades, pero yo soy de esos que siempre están sumando números de forma obsesiva y que encuentran significados apocalípticos a todas las fórmulas y conceptos.
Lo mejor: Más de quinientas páginas con algunos capítulos extraordinariamente breves pero contundentes y necesarios, apenas hay relleno.
Una frase: "Quan les noies dieu que una pel·licula es maca, tinc la sensació aquella de Tomàquets verds fregits. Quan a les noies us serveixen una cosa ensucrada amb menys contingut que l'Oprah Winfrey Show us penseu que heu vist una pel·lícula tendra i intel·ligent." A mí esa película me gustó (debía esta en uno de esos días femeninos mios), pero comparto su opinión.
Lo peor: Una trama que de forma innecesaria queda colgada del aire presta a la continuación. No me gustan esas añagazas.
Puntuación: 7/10
Benigno F.
Estamos ante una novela policíaca. No me atrevería a llamarla "novela negra", aunque salga publicada en una colección con ese título. Le falta la violencia continuada característica de ese tipo de novelas y la sordidez de alguno de sus ambientes, por lo menos la asociada a las catalogadas como "hard boiled". Eso sí, el protagonista encaja muy bien con los descritos para ese género. Por supuesto bebe más de la cuenta. Quizás uno de los pocos puntos flacos que le encuentro. No me acaba de encajar con su personalidad (por lo menos en esta novela) esa afición a la botella. Quizás tiene un desdoblamiento de personalidad, ese "Jeckyll y Hyde" que aparece de forma recurrente en el texto.
Tampoco diría que es una novela "de misterio" al estilo de las de Agatha Christie. La trama no lo tiene apenas (por lo menos para mí que tardé menos de cien páginas en hacerme a la idea de la historia). Sea cual sea su género, es de las "buenas", de las que te cosen los ojos y, a veces, las intenciones a las páginas. De las que vienen solas a las manos con las primeras luces. De esas que las últimas cien páginas son como los últimos meses del calendario, pasan tan rápido que no parece que sean tan largos como los primeros.
Aquí hay escritor, hay trama, hay personajes y sentimientos. Cuando un escritor te hace sentir tan triste como si se hubiera muerto un querido compañero es que es bueno. Incluso mensaje crítico con sus paisanos noruegos y su comportamiento ante la Segunda Guerra Mundial. Ocupados por los alemanes sin resistencia, colaboradores prestos algunos, otros aparentemente se resistieron. Nada de neutralidad. Como mínimo interesantes los ángulos de visión que se muestran. No justifican la barbarie, pero permiten entender algún contexto.
El autor domina la escena, se ha molestado en hacer la foto antes que el texto, ha recortado luego con paciencia las piezas del puzzle y las ha presentado desordenadas para que se armen en nuestro cerebro. Por eso hay que cavilar mucho para encontrarle incoherencias... Bueno, alguna hay que no cuadra muy bien con fechas y edades, pero yo soy de esos que siempre están sumando números de forma obsesiva y que encuentran significados apocalípticos a todas las fórmulas y conceptos.
Lo mejor: Más de quinientas páginas con algunos capítulos extraordinariamente breves pero contundentes y necesarios, apenas hay relleno.
Una frase: "Quan les noies dieu que una pel·licula es maca, tinc la sensació aquella de Tomàquets verds fregits. Quan a les noies us serveixen una cosa ensucrada amb menys contingut que l'Oprah Winfrey Show us penseu que heu vist una pel·lícula tendra i intel·ligent." A mí esa película me gustó (debía esta en uno de esos días femeninos mios), pero comparto su opinión.
Lo peor: Una trama que de forma innecesaria queda colgada del aire presta a la continuación. No me gustan esas añagazas.
Puntuación: 7/10
Benigno F.
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