Me interesé en este libro por su título. Encaja perfectamente
conmigo, hay multitud de formas de soledad, yo ejerzo muchas de ellas,
de hecho, casi todos estamos solos aunque estemos acompañados. La
compañía no impide la soledad. Es un sentimiento interno arcaico,
enraizado en lo más profundo. Nuestra soledad comienza en el claustro
materno, puede dar miedo, pero se calma con el calor, con los latidos rojizos de las
arterias maternas, con los sonidos cardíacos que retumban, seguramente por eso gustan
tanto los ritmos de algunas músicas, dan sensación protectora, liberan
del desasosiego.
Cada cual vive esos momentos
de forma diferente, algunos (como yo) se regocijan en ello, incluso hasta se sienten felices en ese destierro, porque la soledad siempre es ostracismo, desarraigo, desapego. Pero también oportunidad de explorar,
de buscar, de ilusionarse vanamente con algo nuevo.
Algunos
escritores han loado al autor de estos cuentos, refieren haber recibido influencia en
ellos. Es posible, la prosa de Yates es lo suficientemente buena para
que estas historias absolutamente anodinas, no nos sumerjan en el tedio,
no provoquen bostezos, pero al mismo tiempo no dejan huella suficiente en el
celuloide de nuestra vida, y así cuando pasan a la cámara oscura para el revelado el negativo da el más absoluto negro.
Por eso esta
lectura sólo es apta para personas con adicción lectora y crítica,
que pretendan aprender giros lingüísticos, sistemas profesionales de
narrativa. En caso contrario pueden provocar la más profunda catalepsia.
Vamos que el libro debe ser administrado con receta, leer bien las
indicaciones y efectos adversos y no es medicación para cualquier tipo
de enfermedad solitaria.
Este género es muy comprometido porque ¿Qué
hay más difícil que describir un día cualquiera y llegar a impresionar?
A mi no se me ocurre y es lo que consiguen algunos autores con su
escritura. En este caso conmigo (y mira que lo siento) este autor lo ha conseguido en muy pocos momentos.
Lo mejor: La limpieza de su prosa, lo fácil que describe situaciones cotidianas lográndote introducir en la piel de los cronistas. El último relato: "La construcción" claramente autobiográfico
Una frase: "Como hoy no tenía tiempo para escribirte una carta breve, he decidido escribirte una más larga".
Una frase: "Como hoy no tenía tiempo para escribirte una carta breve, he decidido escribirte una más larga".
Lo peor: las historias
te dejan ni fu ni fa, ni triste ni contento, sumido en la más absoluta
mediocridad, igual esa es la intención del autor al rodearnos de esos
insulsos personajes. Se eleva y al final se diluyen en finales desaboridos,
igual la vida es así, acaba de forma insípida, pero he leído a otros
escritores de historias cotidianas que me han dejado mejor sabor.
Puntuación: 6,5/10
Benigno F.
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