Bueno, al fin he acabado esta interminable saga y la finalizo con un sabor más amargo que dulce. Seguramente echaré de menos por unos días a algunos personajes, aquellos más perfilados, con mayor continuidad y más dotados de épica. Pero reconozco que la he finalizado solo por orgullo, por intentar entender al final de qué iba todo esto.
La saga resulta excesiva, delirante, muy difícil de seguir, con cientos (igual son miles) de personajes, demasiados nombres parecidos, demasiadas frases trascendentes y pensamientos rebuscados de personajes secundarios. El autor, por momentos, nos larga una moralina absolutamente innecesaria, intenta de forma constante soltar frases lapidarias que, al final, solo son de esas vacías que sirven para adornar tazas de regalo.
En definitiva, demasiado largo todo, mucho relleno innecesario. Las descripciones son excesivas, frecuentemente incomprensibles. Los escenarios simultáneos están mal separados. El autor salta de un personaje a otro y de escenario sin separación alguna. Muchas veces no sabemos, hasta pasados párrafos, a veces páginas, donde estamos o quién está en el escenario. Hay numerosos acontecimientos pasados a los que se hace alusión como si el lector ya supiera de que van y no están explicados en ninguna parte de la novela o están de forma dividida o tan alejados en los libros que uno ya no se acuerda. De pronto, un personaje que había muerto reaparece sin explicación o un personaje que parece relevante la pierde tras un espadazo o un golpe de magia. Todo ello te revuelve la cabeza y te hace perder en innumerables caminos cruzados. Se convierte todo en un laberinto que siempre te lleva a calles sin salida.
En estas dos últimas novelas, las cosas se ordenan un poco y por lo menos parece que hay un propósito para todo lo que ha pasado. Aún así, muchas cosas siguen inexplicadas. Es probable que releyendo todo tenga más sentido, pero no lo pienso hacer. Es necesario alejarse, tomar perspectiva y evitar la adicción obsesiva que produce la lectura de esta historia.
Seguramente, con otro enfoque, con mejor dominio de la escritura (porque el que escribe esto no es escritor y se le nota), con más orden y menos relleno, esta historia resultaría no sólo singular, sino memorable, pero con este formato, me deja mareado y solo algunos momentos épicos me han resultado emocionantes, el resto queda encerrado en una caja de caudales mental y probablemente, en pocos días, voy a perder la llave.
Benigno F.
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