Emoción contenida es lo que siento al finalizar este libro. Primera obra de un autor irlandés desconocido que osa deleitarnos con un relato situado en Siracusa en el año 412 A.C. La ciudad ha vencido la invasión ateniense y los supervivientes han sido confinados en una cantera, encadenados, mal alimentados, frecuentemente maltratados y asesinados por familiares de muertos en la guerra. Gelón le propone a su amigo Lampo, ambos de Siracusa, hacer una obra de teatro usando como actores a los prisiones. Una idea insensata a partir de la cual el escritor desarrolla una historia bellísima, triste, por momentos cómica y frecuentemente desgarradora.
El autor se disfraza de narrador clásico, se pone la túnica de los clásicos griegos y (por lo menos a mi) nos deja boquiabiertos con su habilidad narradora.
Una narración que no necesita de florituras, ni de excesos literarios. Los capítulos son cortos, las descripciones las necesarias y los personajes están caracterizados de forma extraordinaria y hasta los más pequeños crecen enormemente con la narración. Las frases, poco a poco, se van grabando en las tablas de la ley del pecho y sus clavos perforan las serosas y se incrustan en las vísceras.
"Esta noche no bebemos para olvidar, sino para recordar y soñar. Es la esperanza lo que nos asusta, y me recuerdo que debería sentirme agradecido por este miedo, pues solo tiene miedo quien tiene algo que perder y ganar."
La obra de teatro solo es una excusa del escritor para ahondar en los avatares de la vida, en los bellos sentimientos y, de paso, culturizarnos un poco y recordarnos la importancia de esos clásicos antiguos, por muchos olvidados e incluso menospreciados.
"Los corazones de los hombres son iguales allá adonde vayas. Lo demás es decorado."
Un nuevo acierto de la editorial Impedimenta, sello de calidad indiscutible y con una excelente traducción de Jon Bilbao.
"El sentido común es demasiado común, no tiene imaginación, solo se basa en los precedentes. Empobrece al que lo sigue; si no su bolsillo, sí su corazón."
Tomen nota, creo que no les defraudará y si tienen ocasión, vuelvan a leer a los clásicos.
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