Reconozco que hace bastante tiempo que no me encontraba con un libro que me obligaba tanto a pensar, cuestionar, releer y subrayar párrafos, como me ha sucedido con esta obra.
También, reconozco que al empezar el libro empecé a afilar el colmillo de la crítica, porque me dio la sensación de que estaba ante una de esas novelas modernas que se rebozan en argumentos que, a fuerza de repetidos, me aburren, me suenan a lemas, a intentos de mudar los pensamientos aposentados durante años. Por supuesto, estaba equivocado y es que la soberbia es uno de los más grandes pecados que sufro.
Precisamente, de la soberbia habla mucho este libro. La soberbia con la que se desenvuelve la protagonista de la biografía que, de forma constante, destroza los argumentos de lectores y protagonistas y que al mismo tiempo muestra firmeza y fragilidad. A X la odiamos, la admiramos y la queremos. Todo ello resulta contradictorio, como la vida misma, como toda esta ficción.
La cosa empieza francamente aburrida. Una mujer ha perdido a su esposa de forma repentina y no se acostumbra. Nos habla del duelo e incluso de ideas suicidas, pero no nos conmueve, su actitud (a mi) me enfadaba.
"El duelo tiene una lógica contradictoria; siempre desea algo imposible, algo peor y algo mejor."
Se niega a admitir muchas cosas y solo se decide a actuar movida por el rencor, para reescribir una biografía de su mujer, a su modo de entender fallida. Esa artista polifacética, iconoclasta, timadora y con múltiples personalidades a la que nadie conoce (ni siquiera ella) y a que a nadie se muestra. De pronto, se nos abre un nuevo y distópico mundo que nos recuerda al de "El Hombre en el Castillo" de Philip K Dick, aunque ese no es el tema principal de la obra. La narradora, investigando la biografía de X, nos revela muchas otras cosas. La escritora construye, usando personajes reales, citas bibliográficas inventadas, fotografías y entrevistas, una obra que ni es una biografía, ni es una novela, ni un libro de filosofía pero que finalmente nos conmueve y nos remite al cuarto de pensar.
"Creo que el mundo, todas sus partes, es totalmente lógico, pero que en una vida no hay tiempo suficiente para encontrarles explicación a todo ¿me entiende? Nos toca vivir con las explicaciones que tenemos y respetar las ausencias de quienes están ausentes."
Todo es inventado, pero todo resulta real, creíble. Incluso la narradora, va ganando personalidad y sabiduría a medida que transcurre la obra y al final, nos encontramos a nosotros mismos en su sitio con nuestros defectos y virtudes, dándole vueltas a la vida.
"La creencia no es nada hasta que se somete a presión. Una persona puede creer en algo y tenerle apego emocional a esa idea durante mucho tiempo antes de ponerla a prueba. Lo mismo se aplica a las promesas y aspiraciones. Las promesas se hacen cuando parecen fáciles de cumplir. Con las aspiraciones, lo mismo. Pocas personas se comprometen a nada que parezca imposible. Y aun así tantas creencias y objetivos resultan imposibles. Somos, no sé cómo, dobles dentro de nosotros mismos y, por ende, no creemos en lo que creemos ni podemos librarnos de lo que condenamos."
En definitiva, una gran y original obra que merece leerse y releerse, que obliga a cuestionarnos muchas cosas que damos por sentadas pero sin darnos consignas (cada cual que obtenga las suyas si puede), que critica y entretiene a la vez ¿se puede pedir más?
"Agradeció trabajar en el ámbito de la ciencia, donde se podía mediar las cosas y llegar a conclusiones. Con las personas, nunca se llega a una conclusión, ¿verdad?, me dijo." Creo que tampoco con la vida.
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