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El tiempo de los regalos - Patrick Leigh Fermor

Este libro me ha costado mucho, esperaba una cosa y me he encontrado con otra. El autor/personaje es muy interesante, sólo su biografía merece ya la atención del lector, así que cualquier cosa que escriba despierta como mínimo la curiosidad.

La temática del libro incrementa ese interés. Un joven algo problemático, pero inteligente, inicia un viaje a pie por el continente europeo hasta Constantinopla (Estambul) en el tiempo entre las dos guerras mundiales. ¿Libro de viajes? ¿Libro de aventuras? ¿Autobiografía? Para mí se queda a medias de todo ello y ese es su principal defecto.

El escritor se puso a ello cuarenta años después, extravió sus apuntes, recuperó algunos y eso se nota. La narración se compone de pedazos cosidos muy cuidadosamente, pero se ven las suturas. También se nota la diferencia entre la primera parte ("El tiempo de los regalos") y la segunda ("Entre los bosques del agua"). La primera se basa casi exclusivamente en sus recuerdos, así que tira de conocimientos, de encuestas, de cultura, por eso a veces tiene el tufo de guía turística y pese a su extraordinaria prosa, la historia está repleta de altibajos. La segunda se aprovecha de unas notas recuperadas y por eso, toman protagonismo el viaje, los hechos, las personas, muchas veces por encima de las localizaciones.

Pese a todo, el escritor construye un lienzo muy bello, especialmente cuando lo miras de lejos, pero el esfuerzo para llegar a ello puede convertirse en dura empresa. Algunos pasajes me han aburrido, a otros les falta algo de coherencia. También se nota que es un viaje de un "pijo", de alguien con posibles, siempre con el colchón económico de la familia y de los amigos. Por eso se agradece que el escritor no se halla aprovechado de ello (como hacen otros) para solucionar su vida o para basar su carrera literaria en ello exclusivamente.

En toda la obra se nota la gran cultura del autor, su dominio de las palabras y sus opiniones meditadas y doctas. Sus reflexiones históricas merecen leerse de forma más cuidadosa que la mía, incluso alguna de ellas despierta la curiosidad para estudiarla más a fondo.

"La cúpula de San Pablo se hundió más en sus hombros apoyados por columnas. Los neumáticos giraron, alejándose de la catedral que se ahogada, y al cabo de un minuto la silueta del Monumento se reveló a través de la cortina de lluvia. Parecía haber perdido la perpendicularidad, licuado de una manera tan convincente que la calle ladeada podría haber estado a cuarenta brazas de profundidad. El taxista, mientras giraba, alzando un abanico de agua lateral, para enfilar Upper Thames Street, volvió la cabeza y comentó: Un tiempo estupendo para los patitos."

Algunas personas antes de opinar deberían leer algo como esto:

"Las interpretaciones son tan variopintas como pueda serlo el trabajo de dos paleontólogos que estuvieran reconstruyendo uno un dinosaurio y otro un mastodonte a partir del mismo puñado de fragmentos de hueso. "Supongamos que..." se convierte unas páginas después en "Puede decirse que...", lo que unas cuantas páginas más adelante pasa a ser "Tal como hemos demostrado...". Y al cabo de otras tantas páginas más, la tímida hipótesis inicial queda consolidada como un firme punto de referencia, mientras en todo el proceso no se ha aportado ni la más mínima prueba que lo demuestre."

"Es como los corsos que festejan a Napoleón sin mencionar a Francia."

Y salvo dos "avalanzaron" del traductor, el resto queda impecable.

En definitiva, vale la pena tener la paciencia de leerlo, despierta el espíritu aventurero, dan ganas de conocer más sobre la geografía y la historia de Europa y, sobre todo, dan ganas de viajar andando por ella, aunque el mundo descrito en este libro ya no existe, hace muchos años que fue destrozado y sólo podemos encontrar retazos del mismo, muchas veces en algún rincón apartado.

"La culture, c'est ce qui reste quand on a tout oublié" M. Herriot

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