Esta novela cayó en mis manos como por casualidad. Andaba yo buscando algo fácil para leer, para evadirme en un viaje transatlántico y pensé en una novela policíaca, de esas que te lees en un suspiro o más bien conteniendo un suspiro. Así que, como es habitual, me equivoqué.
"Los impunes" tiene de policíaco los protagonistas y el desarrollo del drama, incluso algunos podrían calificarlo como "novela negra". Sea cual sea el género es extraordinaria. El autor no ofrece nada nuevo, son tramas más vistas que el tebeo, incluso las hemos saboreado en series televisivas policíacas, pero el escritor se toma el trabajo de dibujarlas de forma esmerada, tan esmerada a veces que puedes perderte en el laberinto de nombres (uno de los pocos defectos) y el resultado es una novela de las inolvidables.
Una vez te sumerges en ese mundo, no tardas nada en transportarte a paseos nocturnos investigando casos, a culpabilidades guardadas por años, a mirada esperanzada observando la inocencia de unos niños. Incluso sientes algo de simpatía por los más malos. Porque una de las buenas cosas de Price es que no pretende dividir el mundo en buenos y malos, en realidad deja claro que todos somos malos, repletos de reproches ocultos, de actos injustos y muchas veces innecesarios, de necesidad de saldar cuentas con el pasado. Es posible que el panorama no sea muy halagüeño, no apto para ilusos e imbéciles pero es el que tenemos marcado.
Pongan los pies en el suelo y lean esta novela, nada nuevo, solo es lo que tenemos sin remedio.
Benigno F.
"Los impunes" tiene de policíaco los protagonistas y el desarrollo del drama, incluso algunos podrían calificarlo como "novela negra". Sea cual sea el género es extraordinaria. El autor no ofrece nada nuevo, son tramas más vistas que el tebeo, incluso las hemos saboreado en series televisivas policíacas, pero el escritor se toma el trabajo de dibujarlas de forma esmerada, tan esmerada a veces que puedes perderte en el laberinto de nombres (uno de los pocos defectos) y el resultado es una novela de las inolvidables.
Una vez te sumerges en ese mundo, no tardas nada en transportarte a paseos nocturnos investigando casos, a culpabilidades guardadas por años, a mirada esperanzada observando la inocencia de unos niños. Incluso sientes algo de simpatía por los más malos. Porque una de las buenas cosas de Price es que no pretende dividir el mundo en buenos y malos, en realidad deja claro que todos somos malos, repletos de reproches ocultos, de actos injustos y muchas veces innecesarios, de necesidad de saldar cuentas con el pasado. Es posible que el panorama no sea muy halagüeño, no apto para ilusos e imbéciles pero es el que tenemos marcado.
Pongan los pies en el suelo y lean esta novela, nada nuevo, solo es lo que tenemos sin remedio.
Benigno F.
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