Ciento cincuenta y dos páginas tiene este libro, sólo 152, pero son suficientes para dejar sentado que este escritor vale la pena, por lo menos en esta obra. Viendo su volumen, autoría y título, cualquiera la pasaría de largo en la biblioteca. Yo les recomiendo que no lo hagan, que se detengan, que se suban a ese tren que comienza su singladura en un psiquiátrico y se adentra en la psicopatología de las personas que pululan en ese viaje.
En realidad son varias historias cortas entrelazadas por el hilo común de la patología psiquiátrica (aparentemente) porque lo relatado es a veces tan delirante que se acerca la cruda realidad de lo cotidiano. Cualquiera de los casos podrían figurar en un noticiero.
El escritor ha hecho los deberes de forma impecable. Se ha informado de forma concienzuda de la parte médica y se ajusta perfectamente a la sintomatología psiquiátrica, describe incluso la fisiopatología de forma adecuada. Mientras tanto desgrana las historias que aisladamente ya serían interesantes, pero en el conjunto destacan mucho más. Para postre escribe y describe con habilidad y maestría, desliza opiniones y frases que me han obligado a doblar algunas esquinas de las páginas e incluso a subrayarlas. Algunas de ellas son muy críticas, especialmente con el mundo literario y de los literatos.
"Salvó la vida de muchos, cuidó de todos y no quiso nunca que su trabajo se confundiera con la caridad, que de todos los egoísmos, solía repetir, es el más perverso porque se disfraza de altruismo y generosidad."
Cualquiera de las pequeñas historias que componen esta breve novela podrían haber sido hipertrofiadas hasta la exageración, el escritor podría haberse visto tentado de magnificarlas, también tiene mérito no haber sucumbido a ello, no haberse guardado alguna de ellas para crear una enorme novela de esas de engordan las estanterías y las cuentas corrientes.
"Lo único que dejamos las personas cuando nos esfumamos es un puñado de palabras. Pero una cosa son las palabras y otra muy distinta la verdad."
A mí siempre me han gustado los trenes, parece como si el tiempo solo transcurriera afuera, es como un paréntesis de la vida y suele ser un lugar en el que se ocurren pensamientos e ideas, se encuentran amistades y a veces se hacen confesiones a desconocidos.
"Era feliz, según la definición que de la felicidad da casi todos los manuales de superación personal y los libros de poesía."
La visión del autor es imparcial y a la vez despiadada, de hecho se sitúa en todo momento tras la mesa de despacho del médico y cede frecuentemente la palabra a los paranoicos y esquizofrénicos que, sorprendentemente, se muestran coherentes en todos sus relatos, como a veces hacen los buenos escritores. Algunas de ellas son muy críticas, especialmente con el mundo literario y de los literatos.
"Sintió que se iba convirtiendo conforme ella lo relataba en una cómica sucesión de disparates, como esas ideas geniales que se nos ocurren en sueños, y que al verbalizarlas se diluyen en el aire o dejan al descubierto su condición de gilipollez."
No sé si mantendrá el nivel en otras novelas, creo que tendré que comprobarlo, pero el de ésta es suficiente para demostrar que estamos ante un escritor de verdad o por lo menos a mí me lo parece.
En realidad son varias historias cortas entrelazadas por el hilo común de la patología psiquiátrica (aparentemente) porque lo relatado es a veces tan delirante que se acerca la cruda realidad de lo cotidiano. Cualquiera de los casos podrían figurar en un noticiero.
El escritor ha hecho los deberes de forma impecable. Se ha informado de forma concienzuda de la parte médica y se ajusta perfectamente a la sintomatología psiquiátrica, describe incluso la fisiopatología de forma adecuada. Mientras tanto desgrana las historias que aisladamente ya serían interesantes, pero en el conjunto destacan mucho más. Para postre escribe y describe con habilidad y maestría, desliza opiniones y frases que me han obligado a doblar algunas esquinas de las páginas e incluso a subrayarlas. Algunas de ellas son muy críticas, especialmente con el mundo literario y de los literatos.
"Salvó la vida de muchos, cuidó de todos y no quiso nunca que su trabajo se confundiera con la caridad, que de todos los egoísmos, solía repetir, es el más perverso porque se disfraza de altruismo y generosidad."
Cualquiera de las pequeñas historias que componen esta breve novela podrían haber sido hipertrofiadas hasta la exageración, el escritor podría haberse visto tentado de magnificarlas, también tiene mérito no haber sucumbido a ello, no haberse guardado alguna de ellas para crear una enorme novela de esas de engordan las estanterías y las cuentas corrientes.
"Lo único que dejamos las personas cuando nos esfumamos es un puñado de palabras. Pero una cosa son las palabras y otra muy distinta la verdad."
A mí siempre me han gustado los trenes, parece como si el tiempo solo transcurriera afuera, es como un paréntesis de la vida y suele ser un lugar en el que se ocurren pensamientos e ideas, se encuentran amistades y a veces se hacen confesiones a desconocidos.
"Era feliz, según la definición que de la felicidad da casi todos los manuales de superación personal y los libros de poesía."
La visión del autor es imparcial y a la vez despiadada, de hecho se sitúa en todo momento tras la mesa de despacho del médico y cede frecuentemente la palabra a los paranoicos y esquizofrénicos que, sorprendentemente, se muestran coherentes en todos sus relatos, como a veces hacen los buenos escritores. Algunas de ellas son muy críticas, especialmente con el mundo literario y de los literatos.
"Sintió que se iba convirtiendo conforme ella lo relataba en una cómica sucesión de disparates, como esas ideas geniales que se nos ocurren en sueños, y que al verbalizarlas se diluyen en el aire o dejan al descubierto su condición de gilipollez."
No sé si mantendrá el nivel en otras novelas, creo que tendré que comprobarlo, pero el de ésta es suficiente para demostrar que estamos ante un escritor de verdad o por lo menos a mí me lo parece.
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