Mis más sinceras disculpas a Javier Negrete por haber puntuado con un 4 su tetralogía "La Saga de Tramórea". Es evidente que fui poco generoso, especialmente después de haberme tragado este mamotreto de primer tomo de la trilogía "La dinastía del diente de león" de Ken Liu que, para ser breve, no le llega ni a la suela de los zapatos al Sr. Negrete.
El escritor se nos anuncia como chino (será en los rasgos y los genes, porque lleva viviendo en los Estados Unidos desde los once años) y como creador de un nuevo estilo, el "silkpunk", que por mucho que se esfuerce él en explicarnos en qué consiste, simplemente es un invento propio para vender como nueva una fórmula antiquísima que ya viene de los libros de caballerías y de las epopeyas clásicas. Algunos "cachondos" le han comparado con Tolkien y con Martin, yo estoy más de acuerdo con la comparación con Rothfuss (que tiene un nivel parecido, en lo malo se entiende), otros dicen que no se parece a nadie (¡Anda ya!).
El libro a fuerza de intentar ser grandilocuente se queda en un simple embrión, quizás un feto, porque tiene más de ocho semanas. La trama es obvia, los personajes son simplones, la fantasía es prácticamente inexistente (o con resonancias a otras obras previas similares), y lo que no aparece por ningún lado es ni rastro de la cultura china que podría diferenciarlo de otros de su clase. No empieza mal, se pone incluso interesante, pero rápidamente se va por los caminos del "best seller" y se va diluyendo hasta desaparecer cualquier atisbo de calidad apreciado en su inicio.
Los que lo elogian debe ser porque no han leído a Ursula K Le Guin (Por ejemplo "El mago de Terramar") o a Gene Wolfe (por ejemplo "La sombra del torturador) o son profesionales de la literatura que no se atreven a criticar en serio (A mí como me da los mismo...).
En resumen, pura literatura de entretenimiento, "capa y espada" para aburrir a los cosacos revestida de supuesta reflexión sobre el ser humano y su comportamiento, lo cual no es excusa, porque eso lo hacían hasta Marcial Lafuente Estefanía y Corín Tellado (por poner algún ejemplo). Ideal para jóvenes que se inician en la lectura o para leer en la playa protegido con sombrilla y con una buena nevera al lado para irse refrescando.
Benigno F.
El escritor se nos anuncia como chino (será en los rasgos y los genes, porque lleva viviendo en los Estados Unidos desde los once años) y como creador de un nuevo estilo, el "silkpunk", que por mucho que se esfuerce él en explicarnos en qué consiste, simplemente es un invento propio para vender como nueva una fórmula antiquísima que ya viene de los libros de caballerías y de las epopeyas clásicas. Algunos "cachondos" le han comparado con Tolkien y con Martin, yo estoy más de acuerdo con la comparación con Rothfuss (que tiene un nivel parecido, en lo malo se entiende), otros dicen que no se parece a nadie (¡Anda ya!).
El libro a fuerza de intentar ser grandilocuente se queda en un simple embrión, quizás un feto, porque tiene más de ocho semanas. La trama es obvia, los personajes son simplones, la fantasía es prácticamente inexistente (o con resonancias a otras obras previas similares), y lo que no aparece por ningún lado es ni rastro de la cultura china que podría diferenciarlo de otros de su clase. No empieza mal, se pone incluso interesante, pero rápidamente se va por los caminos del "best seller" y se va diluyendo hasta desaparecer cualquier atisbo de calidad apreciado en su inicio.
Los que lo elogian debe ser porque no han leído a Ursula K Le Guin (Por ejemplo "El mago de Terramar") o a Gene Wolfe (por ejemplo "La sombra del torturador) o son profesionales de la literatura que no se atreven a criticar en serio (A mí como me da los mismo...).
En resumen, pura literatura de entretenimiento, "capa y espada" para aburrir a los cosacos revestida de supuesta reflexión sobre el ser humano y su comportamiento, lo cual no es excusa, porque eso lo hacían hasta Marcial Lafuente Estefanía y Corín Tellado (por poner algún ejemplo). Ideal para jóvenes que se inician en la lectura o para leer en la playa protegido con sombrilla y con una buena nevera al lado para irse refrescando.
Benigno F.
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