¡Magistral! ¿Hace falta que diga algo más? ¡Soberbio, ejemplar, estupendo! Todos ellos sinónimos que sólo sirven para adornar. Sinónimos de los que huye la autora de este libro que se caracteriza por la economía de las palabras y eso que la novela tiene más de 400 páginas, pero la escritora lo hace en pequeñas partes cada una de ellas compuesta de unos pocos capítulos muy cortos. Ecónomico pero suficiente para emocionar, para hacerte sentar y pensar, para paladear con delectación esos párrafos cortos e imaginar mucho más allá del libro, de la historia, entre lo que es cierto e incierto.
A la escritora ya la hemos tenido por aquí otras veces con opiniones siempre favorables pero no tanto como en esta ocasión. La historia se desarrolla en una República imaginaria que aparece en los Estados Unidos tras una serie de atentados desencadenados por el terrorismo islámico. Nada nuevo en el argumento aparentemente, salvo que Atwood imaginó todo ello en 1984 probablemente pensando en Orwell y que ese año podrían haberse cumplido sus pronósticos. Así toda esta novela está llena de "Gran Hermano" pero salvo esos aromas orwellianos no hay nada más, todo el resto es original y de un mérito extraordinario.
Reconozco que me he puesto con la novela al ser reeditada coincidiendo con una serie de la televisión basada en ella. Creo que no la voy a ver (no la he visto aún), dudo que esté a la altura, mejor dicho es casi imposible que esté a la altura. Me quedo con este magnífico sabor de boca que me deja el final de la lectura de esta obra.
Abro el libro por cualquier sitio y de cualquier frase soy capaz de extraer un significado.
"Me quedo muy quieta. Intento poner la mente en blanco. Pienso en el cielo, por la noche, cuando no hay luna. No tengo opinión, afirmo."
No sólo es de una calidad literaria excelente, además es entretenido y original desde el principio al final.
"Como todos los historiadores sabemos, el pasado es una gran tiniebla llena de resonancias. Desde ella nos llegan algunas voces; pero lo que nos dicen está imbuido en la oscuridad de la matriz de la cual salen. Y, por mucho que lo intentemos, no siempre logramos descifrarlas e iluminarlas con la luz, más clara, de nuestro tiempo."
No se la pierdan y sobre todo: "Nolite te bastardes carborundorum"
Benigno F.
A la escritora ya la hemos tenido por aquí otras veces con opiniones siempre favorables pero no tanto como en esta ocasión. La historia se desarrolla en una República imaginaria que aparece en los Estados Unidos tras una serie de atentados desencadenados por el terrorismo islámico. Nada nuevo en el argumento aparentemente, salvo que Atwood imaginó todo ello en 1984 probablemente pensando en Orwell y que ese año podrían haberse cumplido sus pronósticos. Así toda esta novela está llena de "Gran Hermano" pero salvo esos aromas orwellianos no hay nada más, todo el resto es original y de un mérito extraordinario.
Reconozco que me he puesto con la novela al ser reeditada coincidiendo con una serie de la televisión basada en ella. Creo que no la voy a ver (no la he visto aún), dudo que esté a la altura, mejor dicho es casi imposible que esté a la altura. Me quedo con este magnífico sabor de boca que me deja el final de la lectura de esta obra.
Abro el libro por cualquier sitio y de cualquier frase soy capaz de extraer un significado.
"Me quedo muy quieta. Intento poner la mente en blanco. Pienso en el cielo, por la noche, cuando no hay luna. No tengo opinión, afirmo."
No sólo es de una calidad literaria excelente, además es entretenido y original desde el principio al final.
"Como todos los historiadores sabemos, el pasado es una gran tiniebla llena de resonancias. Desde ella nos llegan algunas voces; pero lo que nos dicen está imbuido en la oscuridad de la matriz de la cual salen. Y, por mucho que lo intentemos, no siempre logramos descifrarlas e iluminarlas con la luz, más clara, de nuestro tiempo."
No se la pierdan y sobre todo: "Nolite te bastardes carborundorum"
Benigno F.
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