Tenía ganas de tener en mis manos lo nuevo de Abercrombie que, como es habitual, apunta a inicio de una saga. Lo que conocía de la obra apuntaba a interesante, una Europa medieval alternativa plena de magia, demonios y otras criaturas, un conflicto eclesiástico, y el estilo habitual algo humorístico y cínico del autor. Y digo entre mis manos porque lo he comprado en formato físico en mi tradicional visita anual a una librería de Vigo, y mi primera impresión es que pesa "un carallo", lo he comprobado en una báscula de precisión: 1.089 gramos . La segunda impresión está mediatizada por mis genes orensanos, porque me ha costado desembolsar los veinticuatro euros que vale. La verdad es que el peso del libro ha resultado bastante molesto para la lectura. También la nefasta traducción y la presencia de unos cuantos errores gramaticales y tipográficos. Así de entrada, "nunca mais" en papel. Ese peso anuncia también la "pesadez" (monotonía, ligero hastío) que...
Si hay algo que me molesta son las trilogías, el simple hecho de que existan significa (en general) una planificación a largo plazo. El escritor halla unos personajes y un contexto que le parecen interesantes y decide aprovecharse de ello. Rara vez las trilogías (o las series de novelas) aparecen de forma espontánea, por la necesidad de darle continuación a la vida de los personajes. Habitualmente, lo que continúan es la trama. Todo ello me recuerda sospechosamente a las series de televisión en las que un grupo de "creativos", guionistas y especialistas en marketing descubren un producto y deciden sacarle rendimiento. Eso es lo que pienso de las trilogías, que son trabajos menores para ir sosteniendo la economía doméstica, que, a veces, son tan productivos, suben tanto sus acciones en bolsa, que el escritor olvida cualquier propósito literario, cultural o de pasatiempo que diera impulso a sus obras. Esta novela es la primera de una trilogía y, aunque el autor me cae bien y ...