Lo que tiene la incultura. Ni idea de quién era este escritor hasta que me "regalaron" este libro, por cierto, excelentemente presentado y editado, tan bien presentado que echaba de menos una cubierta para esa buena encuadernación. Esa ausencia de cubierta me llevó a pensar que el regalo era de "segunda mano", nada más lejos de la realidad. A partir de ahí sólo podía mejorar la cosa.
Uno empieza a leer el libro y, de inmediato, se va a buscar la fecha en la que fue escrito. Ahí aparece el primer mérito. El autor escribió la obra hace más de treinta años, se inventó un "futuro alternativo" que se parece mucho a un "futuro posible". Obviamente, y siguiendo en la línea de otras muchas obras del género, se sitúa en una distopía que, probablemente cuando fue escrito, parecía poco probable o muy lejana. Leída la obra hoy, la cosa parece mucho más cercana.
El argumento es simple. Una historia de una familia y sus vicisitudes en un mundo en clara decadencia, muy cercano a la desaparición total. Un mundo inquietante, que pesa al lector desde el mismo inicio de la lectura. Ese peso se va haciendo cada vez más grande, luego se hace sobrellevable.
La obra es larga, quizás algo exagerada de extensión. El argumento excelente, la creación de personajes muy buena, el autor ha hecho bien su trabajo. No obstante, la extensión lastra un poco el resultado final, seguramente porque el escritor quiso pontificar un poco (¿Quién es capaz de resistirse a ello?), quiso advertir a los lectores que, como yo, leyeran el libro pasados bastantes años, de los errores del ser humano que nos van encaminando de forma ineludible a la destrucción final. Por eso, el final se hace ligero, un poco simple, algo tibio y no hace honor a la lectura subyugante de los primeros dos tercios de las páginas, probablemente por culpa de ese tono moralizante que asoma por las esquinas de las palabras.
Seguramente, durante años, ha sido un libro de culto y ahora se ha vuelto a poner de moda debido a su acierto como nigromante. Tiene una buena calidad literaria y merece la pena leerse. Tengan cuidado, les puede dar un ataque de pesimismo. Ustedes mismos, escojan el momento más apropiado.
Benigno F.
Uno empieza a leer el libro y, de inmediato, se va a buscar la fecha en la que fue escrito. Ahí aparece el primer mérito. El autor escribió la obra hace más de treinta años, se inventó un "futuro alternativo" que se parece mucho a un "futuro posible". Obviamente, y siguiendo en la línea de otras muchas obras del género, se sitúa en una distopía que, probablemente cuando fue escrito, parecía poco probable o muy lejana. Leída la obra hoy, la cosa parece mucho más cercana.
El argumento es simple. Una historia de una familia y sus vicisitudes en un mundo en clara decadencia, muy cercano a la desaparición total. Un mundo inquietante, que pesa al lector desde el mismo inicio de la lectura. Ese peso se va haciendo cada vez más grande, luego se hace sobrellevable.
La obra es larga, quizás algo exagerada de extensión. El argumento excelente, la creación de personajes muy buena, el autor ha hecho bien su trabajo. No obstante, la extensión lastra un poco el resultado final, seguramente porque el escritor quiso pontificar un poco (¿Quién es capaz de resistirse a ello?), quiso advertir a los lectores que, como yo, leyeran el libro pasados bastantes años, de los errores del ser humano que nos van encaminando de forma ineludible a la destrucción final. Por eso, el final se hace ligero, un poco simple, algo tibio y no hace honor a la lectura subyugante de los primeros dos tercios de las páginas, probablemente por culpa de ese tono moralizante que asoma por las esquinas de las palabras.
Seguramente, durante años, ha sido un libro de culto y ahora se ha vuelto a poner de moda debido a su acierto como nigromante. Tiene una buena calidad literaria y merece la pena leerse. Tengan cuidado, les puede dar un ataque de pesimismo. Ustedes mismos, escojan el momento más apropiado.
Benigno F.
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