Claro. Yo digo que me gusta y a la gente le falta tiempo para regalármelos. Y como a veces soy muy obediente me pongo a leerlos, pero como soy muy crítico las repeticiones me van hartando. Pero este no es el caso. Ni ha sido regalo, ni me ha hartado, me lo he comprado y simplemente, lo he devorado, porque este libro no es de Banville, ni de Black, es puro Chandler, pero no escrito por él y eso (por desgracia) le convierte en un sucedáneo.
Es una copia, muy buena, pero copia. El autor no tiene que esforzarse en ser original, pero copiar bien sin que se note es muy difícil, hay que ser muy bueno, especialmente cuando el copiado ocupa pedestal y hornacina en mi casa.
Porque si nos gusta Botticelli, Picasso o Leonardo, como nos nos puede gustar alguien que copie su estilo y haga algo nuevo y que si no nos lo cuentan ni lo notamos por muy listos que nos hagamos. Y es que hay falsificaciones muy buenas, tan buenas que merecen ser destacadas, especialmente cuando ya desde el principio el autor nos lo revela.
En literatura usar los personajes de otros puede ser peligroso, se pueden rebelar contra el escritor y salirse del escenario. Además si el lector ya tiene una imagen del actor y de los escenarios es más exigente si cabe con los resultados. Porque para todos nosotros Marlowe es Bogart y sus ambientes están llenos de humo, whisky, gabardina, blanco y negro y, por supuesto, mujeres fatales.
Esta novela, está llena de paisajes comunes y de hechos familiares y ese que es su gran valor, al mismo tiempo es su maldito reverso, su lado oscuro. ¿Una rubia con ojos negros? Probablemente sea de teñido cabello. Oculta engaño, trampa y es probable que haya que pagar por ello. Todo ello pasa tanto en la acción como en la sensación que queda al acabar de leerlo.
Lo mejor: No me he dado cuenta hasta el final de que no era Marlowe, ni Chandler, ni estaba Bogart, ni de que la que fumaba no era la Bacall.
Es una copia, muy buena, pero copia. El autor no tiene que esforzarse en ser original, pero copiar bien sin que se note es muy difícil, hay que ser muy bueno, especialmente cuando el copiado ocupa pedestal y hornacina en mi casa.
Porque si nos gusta Botticelli, Picasso o Leonardo, como nos nos puede gustar alguien que copie su estilo y haga algo nuevo y que si no nos lo cuentan ni lo notamos por muy listos que nos hagamos. Y es que hay falsificaciones muy buenas, tan buenas que merecen ser destacadas, especialmente cuando ya desde el principio el autor nos lo revela.
En literatura usar los personajes de otros puede ser peligroso, se pueden rebelar contra el escritor y salirse del escenario. Además si el lector ya tiene una imagen del actor y de los escenarios es más exigente si cabe con los resultados. Porque para todos nosotros Marlowe es Bogart y sus ambientes están llenos de humo, whisky, gabardina, blanco y negro y, por supuesto, mujeres fatales.
Esta novela, está llena de paisajes comunes y de hechos familiares y ese que es su gran valor, al mismo tiempo es su maldito reverso, su lado oscuro. ¿Una rubia con ojos negros? Probablemente sea de teñido cabello. Oculta engaño, trampa y es probable que haya que pagar por ello. Todo ello pasa tanto en la acción como en la sensación que queda al acabar de leerlo.
Lo mejor: No me he dado cuenta hasta el final de que no era Marlowe, ni Chandler, ni estaba Bogart, ni de que la que fumaba no era la Bacall.
Lo peor: Ya sé que no hay nada unico ni auténtico pero...Si hubiéramos olvidado a Chandler...
Alguna inconsistencia con los años cincuenta como esos "Punkis con camiseta sudada" del capítulo 25. ¿Será la traducción o mi falta de cultura? Dudo que Chandler los hubiera mencionado.
Puntuación: 7/10
Benigno F.
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