En la contraportada pone: "Una de las piezas más potentes de la imaginación macabra jamás escritas" (HP Lovecraft).
Algo de razón tiene, igual sólo quiso ser amable. Yo se lo voy a cambiar: "Una de las piezas más potentemente soporíferas de la imaginación macabra jamás escritas". Vamos un auténtico coñazo.
Voy a ser todo lo breve que no fue su autor. Claramente se le fue la mano, se puso a escribir como loco y no pudo con su incontinencia verbal y deformó macabramente una novela que con doscientas páginas hubiera quedado excelente. Porque el hombre sabía escribir, tenía imaginación, recreaba el mundo imaginario con detalle, pero se equivoca en el desarrollo y tras un magnífico inicio, a partir de las doscientas páginas se atiborra de tedio. El protagonista camina casi sin descanso, duerme, se enfrenta con peligros variados y luego vuelve a caminar, duerme y se enfrenta con peligros variados y así sucesivamente. No, perdón, luego encuentra a su amada y caminan sin descanso, se besan y abrazan (de follar nada) y se enfrentan con peligros variados. Por supuesto final feliz comiendo perdices.
Sencillamente, indigesto y mira que lo siento. Igual el secreto es que (como dice la contraportada) "publicamos su versión íntegra". Vamos, engorde artificial y luego, como los toros, muy bonitos de fachada pero se caen a las primeras de cambio.
Sólo la he acabado porque me parecía una falta de respeto a un autor ya fallecido dejarla a medias.
Lo mejor: la parte incial tipo novela de caballerías, fresca, romántica e interesante. Lo bien que duerme en el transporte público. ¡Menudas siestas!
Lo peor: Lo que se llega a ir por las ramas.
Puntuación: 4/10.
Benigno Fontes.
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