"¿Es verdad que sólo tenemos una estación? ¿Un verano y se acabó?"
James Salter. "Años luz"
No soy rico, no lo necesito, tengo suficiente con lo que tengo. No quiero propiedades, no necesito piso, ni coche, ni apartamento. No me interesan los viajes, ni la playa, ni esquiar, ni escalar cimas lejanas. Todo eso es falso, sólo es un invento más para hacernos creer que somos alguien, que somos libres que tenemos capacidad de escoger, son trucos para hacernos perder (para robarnos) nuestro más importante capital: el tiempo.
Sólo soy el dueño de mi tiempo y dispongo de él a mi antojo. Es uno de los pocos privilegios de los solitarios. Es la única propiedad con la que nace el ser humano, cada uno con un capital determinado, pero nos lo roban,
nos impiden usarlo a nuestro antojo desde niños y eso molesta. Este concepto se intentó utilizar para
una película de ciencia ficción ("In time") pero de forma fallida, pervertida como
todo lo que tocan algunos humanos que se va estropeando a medida que va siendo manoseado.
Otros capitales son la memoria o el conocimiento
esas son riquezas difíciles de conseguir a veces, algunos las tienen como
herencia pero hay que desarrollarlas, excavar en las minas o en los ríos como gambusinos, y sólo aumentan invirtiendo tiempo
y a algunos les parece que pierden vida en ello, por eso no todo el mundo se emplea a fondo con la cultura.
El dinero y la economía son instrumentos al servicio de los ladrones de tiempo, solo buscan
comprar horas para acumularlas de forma avara, para que los años se amontonen sin dejar huellas en las caras, para esquivar y retrasar el destino ineludible.
Si queréis reconocer a alguien generoso observad como comparte o regala sin importarle su tiempo. Si buscáis identificar a los avariciosos sólo tenéis que mirar como barajan las agujas de los relojes.
Benigno F.
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