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Asientos reservados

urbanidad.
(Del lat. urbanĭtas, -ātis).
1. f. Cortesanía, comedimiento, atención y buen modo.

De forma preocupante observo el aumento del número de personas inválidas en los transportes públicos. Un buen número de ocupantes de los asientos reservados se ven afectados por un síndrome neurológico curioso. El principal síntoma es la imposibilidad de extender las rodillas, las caderas y el tronco, de levantar la mirada y la afasia. El síndrome se exacerba de forma exagerada cuando entra una persona de cierta edad, con bastón y clara dificultad de movimiento. Esas personas (habitualmente jóvenes) sufren extravíos en la mirada, se quedan clavados a los espejos mirando su peinado, una paraplejia afecta de forma súbita a sus miembros inferiores y sobre todo son incapaces de soltar ni una palabra.

Lo peor es que nadie es capaz de afearles su conducta, siguen pegados a sus reproductores de música, cuando no reproducen directamente la música en alto para que todos los ocupantes del vagón se percaten de su extraordinario (mal) gusto musical. 

Este síndrome también afecta a niños aparentemente sanos que van transportados en cochecito, pero que se movilizan frenéticamente sobre los asientos del transporte, poniendo sus pies sobre el plástico, gritando, saltando e incluso algunas veces cantando y bailando... Ni un reproche acompaña su comportamiento... sonrisas, cabezadas de asentimiento... Ya se entiende... Son niños. Así no me extraña que cuando tengan cierta edad y llegan a la universidad pongan sus posaderas en las mesas y se extrañen cuando alguien les pida que quiten sus pies de los asientos. Encuentran normal que los espacios públicos sean para su uso personal y esparcimiento.
 
Algunos entran en el metro acompañados por una enorme bicicleta que como no entra por los tornos hacen pasar por la salida y (por supuesto) también lo hacen ellos. No se molestan en pagar el transporte porque consideran que debiera ser gratuito, igual que la escuela, la vivienda e incluso la universidad. Creen que todo ello se lo debieran costear los ricos. Olvidan que los que pagan suelen ser otros, simples trabajadores, a veces incluso sus padres. Muchos no han pagado un impuesto en su vida pero al sentarse en esos asientos reservados con su camiseta "Antifascista" sacan un hermoso reproductor multimedia y unos auriculares "Beats" de trescientos euros.

Lástima que hayamos olvidado a algunos pensadores como George Bernard Shaw (En algunos sitios de internet lo citan como "Show"... por lo menos lo citan aunque no sepan bien su nombre).

"Dios no ha muerto, sencillamente se mantiene al margen."
"La libertad supone responsabilidad. Por eso la mayor parte de los hombres le temen tanto."

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