¿Benigno? ¿Quién es Benigno?
Es un personaje irreal, imaginado, es mi mitad malévola. Aquél que se atreve a decir todo lo que yo callo. En realidad es simplemente un frustrado, un desesperado, un minusválido sentimental, un sin techo emocional.
Quisiera ser pero no es. Quisiera vivir pero no vive más que en este mundo virtual. Habita en una pensión polvorienta cercana al Mercat de Sant Antoni, pasea entre libros y cromos los domingos y escribe sin parar. Es un "negro" que cobra por maldecir y difamar, siempre con el nombre de otro. Si hay que destrozar a alguien se llama a Benigno. En realidad es un imbécil y un sentimental que se siente poco considerado, un frustrado que sueña con triunfar, pero se embadurna con soberbia y falsedad como armadura, un cenizo de aquellos que nunca te quieres encontrar. Es sólo un personaje en busca de autor. Le falta valor para la realidad.
Aquí criticará, destripará, no dejará títere con cabeza y contará mentiras o verdades, según convenga. Sólo es cuestión de esperar.
Ayer Benigno recordó la historia de Vic Chesnutt, ese cantante en silla de ruedas que sin apenas fuerza en las manos sostenía con intensidad una guitarra ornada por una simple cuerda. Y que un día de Navidad, no encontró la salida trasera a su vida y decidió ser valiente una vez más y salir al fin a volar. Igual algún día alguien hace una película sobre su vida para hacerse millonario. Ese día Benigno vomitará.
"La esperanza de volver a verla (reflexionó Bruno con melancólica ironía). Y también se dijo ¿No serán todas las esperanzas de los hombres tan grotescas como éstas? Ya que dada la índole del mundo, tenemos esperanzas en acontecimientos que, de producirse, sólo nos proporcionarían frustración y amargura; motivo por el cual los pesimistas se reclutan entre los ex esperanzados, puesto que para tener una visión negra del mundo hay que haber creído antes en él y en sus posibilidades. Y todavía resulta más curioso y paradojal que los pesimistas , una vez resultaron desilusionados, no son constantes y sistemáticamente desesperanzados, sino que en cierto modo, parecen dispuestos a renovar su esperanza a cada instante, aunque lo disimulen debajo de su negra envoltura de amargados universales, en virtud de una suerte de pudor metafísico; como si el pesimismo, para mantenerse fuerte y vigoroso, necesitase de vez en cuando de un nuevo impulso producido por una nueva y brutal desilusión."
Es un personaje irreal, imaginado, es mi mitad malévola. Aquél que se atreve a decir todo lo que yo callo. En realidad es simplemente un frustrado, un desesperado, un minusválido sentimental, un sin techo emocional.
Aquí criticará, destripará, no dejará títere con cabeza y contará mentiras o verdades, según convenga. Sólo es cuestión de esperar.
Ayer Benigno recordó la historia de Vic Chesnutt, ese cantante en silla de ruedas que sin apenas fuerza en las manos sostenía con intensidad una guitarra ornada por una simple cuerda. Y que un día de Navidad, no encontró la salida trasera a su vida y decidió ser valiente una vez más y salir al fin a volar. Igual algún día alguien hace una película sobre su vida para hacerse millonario. Ese día Benigno vomitará.
"La esperanza de volver a verla (reflexionó Bruno con melancólica ironía). Y también se dijo ¿No serán todas las esperanzas de los hombres tan grotescas como éstas? Ya que dada la índole del mundo, tenemos esperanzas en acontecimientos que, de producirse, sólo nos proporcionarían frustración y amargura; motivo por el cual los pesimistas se reclutan entre los ex esperanzados, puesto que para tener una visión negra del mundo hay que haber creído antes en él y en sus posibilidades. Y todavía resulta más curioso y paradojal que los pesimistas , una vez resultaron desilusionados, no son constantes y sistemáticamente desesperanzados, sino que en cierto modo, parecen dispuestos a renovar su esperanza a cada instante, aunque lo disimulen debajo de su negra envoltura de amargados universales, en virtud de una suerte de pudor metafísico; como si el pesimismo, para mantenerse fuerte y vigoroso, necesitase de vez en cuando de un nuevo impulso producido por una nueva y brutal desilusión."
Ernesto Sabato "Sobre héroes y tumbas".
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