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Bartleby y compañía - Enrique Vila-Matas

Admito que hace años que no leía a este autor. Diría que desde "La asesina ilustrada".

Confieso que las primeras frases y el título de su primer libro ("Mujer en el espejo contemplando el paisaje") me producían una atracción especial. Acepto que durante un tiempo hasta lo admiraba.

Reconozco que todo eso ha pasado, que tengo prejuicios contra él procedentes de opiniones de otras personas que incluso lo conocen. Es más, lo insultan y advierten contra él y sus graves defectos, aunque luego callan y no insisten en criticar su obra.

Esos mismos individuos están afectos de este síndrome que tan precisamente describe el escritor en esta obra (¿novela? ¿ensayo? ¿tesis? ¿autobiografía?).  No sé como calificarla, salvo decir que, pese a todos mis prejuicios me ha parecido muy buena. Quizás es que esa visión clínica de los escritores me ha resultado especialmente atractiva. El autor nos muestra la etiología, la patogenia, describe perfectamente la sintomatología y finalmente nos muestra las pruebas diagnósticas de un selecto grupo de pacientes.

Lo siento por sus detractores, incluso por mí mismo, pero esta novela es original, está bien escrita, perfectamente documentada y hace pensar y meditar sobre escribir y lo que es más, sobre no escribir.

En ella salen Cervantes, Rimbaud, Melville, Salinger, Rulfo, Kafka, Gil de Biedma, Pessoa, Tabucchi, Walser, Duras, Tosltoi, etc como no escritores. Da un montón de claves para entender porque es probable que las mejores historias sean las nunca escritas, porque muchos escritores abandonan al constatar que no tienen nada más que decir después de una obra maestra, y se sienten incapaces de engañar a un público que aceptaría cualquier novedad producida por sus ídolos, y son capaces de resistirse a la manipulación (y al dinero) de los editores.

De hecho después de leer este libro, tengo claro que, si tenía alguna idea de escribir, debo abandonarla. ("Escribir -decía Marguerite Duras- también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido").

En definitiva es un libro que cuenta historias de escritores enfermos, escritores que no escriben. Ahora entiendo aquellas categorías de las que hablaba un amigo mío sobre los fumadores: "Fumadores que fuman; fumadores que no fuman; no fumadores que fuman; no fumadores que no fuman." Perfectamente aplicable a lectores y escritores. Especialmente a estos últimos. Diría que hoy en día, en el mundo literario abundan los "No escritores que escriben". Sin duda la peor categoría a la que no quiero pertenecer de ningún modo.

"Sobre todo no vaya usted a creer lector, que los libros que no he escrito son pura nada. Por el contrario (que quede claro de una vez), están como en suspensión en la literatura universal"

Lo siento por mi amigo que le tiene manía (Seguramente porque él está afecto del síndrome de Bartleby y es un "escritor que no escribe" y por eso se molesta. "El Mal - decía ella-, es el Mal"). Este libro tiene usía, pero si te quieres consolar, está escrito por un "Escritor que escribe" que es un vicio muy malo y de consecuencias funestas porque al final te ves obligado a decir siempre algo, incluso tonterías.

En realidad "no escribir" cuando uno tiene cosas que decir es una de las más interesantes formas de rebeldía: el silencio.

"Cuando no conocía la vida, escribía; ahora que conozco su significado, no tengo nada más que escribir." Oscar Wilde

Benigno F.


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