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Mostrando entradas de marzo, 2013

Sobre la oratoria de los premiados

Tengo ganas de que me den un premio, no por el premio en si, sino por tener la oportunidad de recogerlo. Para que me llegue ese minuto de gloria que me merezco, en el que se puede decir de todo y mentir todo lo que quieras: dar las gracias a quien no se admira e incluso se odia y, sobre todo, cagarse en lo establecido. Eso tan "cool" que hacen los actores (de este país) vestidos con trajes de pasarela y bien enjoyados. Alguien argumentará que son prestados y seguramente es cierto, pero ellos exhiben sin recato un lujo del que no disponemos el resto. Y yo me pregunto ¿De qué se quejan? ¿Por qué se erigen en portavoces del pueblo sin ser elegidos para ello? Si tanto interés tienen que se presenten a las elecciones. Pero claro, a ver quién abandona el chollo de la vida bohemia. Ellos no madrugan salvo exigencias del guión (bien pensado yo tampoco), no hacen colas, no salvan vidas, no pican piedra, no cortan el pescado en el mercado, ni descargan camiones, no toman el transpo