Pues un poco chafado me ha dejado esta última parte de la trilogía que mezcla la vida de John Dunbar en el salvaje oeste y la del escritor Jon. La novela empieza muy bien en la parte del Basilisco, pero pierde pistonada cuando entran en acción las historias del escritor que son algo deslavazadas, sin gran cohesión y se mete en terrenos fantásticos que me resultan aburridos y algo incomprensibles. Todo eso contagia seriamente la parte interesante y la novela va perdiendo interés y firmeza a medida que se acerca el final.
Así que he finalizado esta tercera parte con sensaciones encontradas sobre el conjunto total de la obra que tiene demasiados altibajos y no acaba (para mí) de ser redonda (como anuncia de forma rimbombante la contraportada) en su totalidad.
Buenos mimbres tiene el escritor que usa buenas historias y personajes, domina bien los escenarios y los enfoques, pero se pierde un poco en la fantasía que añade al argumento que parece más bien un aderezo para dar distinción, y ese barniz resulta de escasa calidad y se desprende poco a poco a medida que pasa el tiempo y el brillo que se le vislumbra a lo lejos toma tonalidades mate cuando se la examina de cerca y con la lupa en la mano.
Benigno F.
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