Un comentario de un buen escritor me llevó a esta novela. David B. Gil es un escritor gaditano, relativamente poco conocido. Sus obras se podrían clasificar como novelas comerciales, de esas de fácil y absorbente lectura, de hecho, yo me lo tomé como un entretenimiento, pero al finalizarla me ha dejado un regusto muy agradable y ganas de repetir con el autor.
La novela aprovecha un contexto histórico muy bien documentado (el Japón del siglo XVI) y que resulta muy atractivo por su exotismo, con la novela de aventuras y la del aprendizaje vital. Se maneja en varios escenarios, aparentemente en paralelo, pero el lector siempre está perfectamente situado. No hay atisbos de desorientación. Los personajes tienen personalidad y actúan de forma coherente. el ritmo narrativo es excelente y el final (con un giro inesperado) está perfectamente resuelto.
¿Se puede pedir más? Yo creo que no. Incluso las disquisiciones filosófico-vitales son interesantes. Así que las aspiraciones de cualquier tipo de lector quedan totalmente colmadas por este cóctel estilístico con un excelente equilibrio de ingredientes.
Me he quedado con ganas de más, por lo que es probable que vuelva a este autor y a sus obras.
Benigno F.
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