Me llamó la atención una reseña favorable de esta novela y de la obra de este autor y como estaba entusiasmado con las novelas de Rosa Ribas, me dejé llevar por la euforia y darle una oportunidad. Esta novela (y sospecho toda su obra) está llena de trampas para atrapar al lector. Esas trampas, perfectamente diseñadas en todos su detalles en el cebo (el policía gitano), en el instrumento que te atrapa (los giros de la trama) y en el laberinto al que te llevan de forma obligada (las varias subtramas añadidas de otros personajes y del propio Jotadé), son solo trucos de feriante, pases de manos de prestidigitador que solo pretenden que mires a otro lado mientras te engañan, nada que ver con la calidad literaria. De todo ello no me he dado cuenta hasta que he conseguido acabarla y cuando de forma compulsiva estaba a punto de comprar completa la serie de la inspectora Indira Ramos. Seguramente lo haré, pero voy a esperar algo. El escritor hace bien su trabajo, pero carece ...